sábado, 30 de junio de 2018

La maldición del ganador


Relato de una fanática apoyando al campeón del Mundial de Fútbol 2014

Por Karelys Bracho
@ufx100pre
30/06/2018

Comienzo a escuchar a mis amigos hablar y sé que es momento de sentarse. Las chucherías están en la mesa, hay dos botellas de refresco y el televisor tiene cornetas enchufadas que transmiten la voz de los comentaristas antes de que el juego comience. La quiniela ya está establecida, es obvio que le voy a Alemania porque son los ganadores de la Copa Mundial de FIFA pasado, y porque Corea del Sur no es un equipo que avance mucho en los partidos con excepción del torneo del 2002, sin embargo, sólo uno de mis amigos apostó conmigo por ese equipo, los otros cuatro aparentemente están más confiados sobre la capacidad del equipo asiático porque dicen que nunca se le debe apostar al equipo previamente ganador porque nunca llegan a la final. “Es la maldición” dice mi prima Yuma. Le pregunto al respecto porque no tengo tantos años metida en el fútbol y no sé de lo que habla, me responde que en la última década ningún ganador del mundial anterior llega a la final del siguiente. “En el 2002 ganó Brasil, luego en el 2006 ganó Italia y Brasil no llegó al cuadro. Después en el 2010 ganó España y se repitió el mismo caso con Italia. En el 2014 Alemania ganó y España también quedó en el olvido, es la maldición del ganador”, dijo mi amigo Pedro.

Yo no soy supersticiosa y sé que el equipo tiene muchas oportunidades de ganar. Comienza por fin el partido en la pantalla y la atención se concentra en los jugadores. En el minuto 9 sale la primera tarjeta amarilla para Corea, ¡bien!, Alexander y yo ganamos la primera apuesta sobre cuál equipo sería el primero en recibir una amarilla. Alemania trató de llevar el peso del juego pero Corea tenía una buena defensa. Minuto 23 y sale nueva tarjeta amarilla para el equipo asiático, lo que me hace pensar que no tiene miedo a sanciones en este partido. Luego trata de meter un libre directo y respiro al ver que el arquero alemán logra sacarlo con la punta de los dedos.

El primer tiempo termina más tranquilo. La tensión termina en la sala por un momento y algunos se levantan al baño. Renuevo el hielo de mi bebida y converso por los 15 minutos de descanso.

 El segundo tiempo abre con una tercera tarjeta amarilla para el equipo de Corea. Solía pensar que la razón por la que los equipos asiáticos no avanzan en el fútbol era porque sus costumbres son muy poco conflictivas, pero el equipo rival me tenía asombrada con su hostilidad en este encuentro. En el minuto 63 el jugador Thomas Mueller sale y entra Leon Goretzka, quien a los minutos se arriesga y trata de marcar de cabeza. Me emociono por un segundo pero el portero coreano se lanza y para el balón. Poco después Oezil y Reus cruzan el campo con éxito y tratan de meter un gol fallido. El balón le rebota a Werner, quien trata de acertar sin éxito.

Una nueva tarjeta amarilla para un jugador surcoreano llega en el minuto 65, seguido de dos sustituciones por parte de los alemanes en el 69’ y 78’, y una coreana un minuto después.

El partido llega al minuto 90 y comienzan los descuentos. Finalmente el peor panorama comienza a aparecer con el gol por parte del jugador surcoreano Kim Younggwon en el 90’ + 3’. La sala se llena de ruido por un momento con el grito de celebración, pero el árbitro lo anula y siento que todavía hay esperanzas, cosa que dura poco, pues mandan a revisión en el VAR y después de la repetición se hace válido el gol. Un segundo grito de alegría estalla en la sala y la ansiedad de saber que ahora tu equipo es el que pierde comienza a aparecer en mí.

Como si no hubiese sido suficiente, después de la repentina urgencia de jugar en lugar de cuidar la arquería por parte del portero alemán, un segundo balón entra con suprema facilidad haciendo gol en el 90’ + 6’. Con eso todas mis esperanzas habían desaparecido. La sala celebra una vez más y el partido llega a su fin. La campeona del mundo ha quedado eliminada y fuera del cuadro dando paso a la clasificación de Suecia y México a octavos de final, y uniendo al equipo alemán a la lista de la maldición del ganador.





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